De las Tareas del Hogar a las Salas de Emergencia: Un Resumen del Dolor de Espalda
Desde el trabajo en el jardín hasta los entrenamientos, pasando por accidentes o el envejecimiento, hay muchas razones por las que podría dolerte la espalda. El dolor lumbar es la principal causa de discapacidad y, a menudo, la razón por la que muchos pacientes acuden al consultorio médico o a la sala de emergencias.
De hecho, 8 de cada 10 personas experimentarán dolor de espalda en algún momento de sus vidas, según el Instituto Nacional de Salud (NIH). El dolor de espalda agudo ocurre repentinamente y generalmente dura de unos pocos días a unas pocas semanas. Si el dolor de espalda dura más de 12 semanas, se clasifica como dolor de espalda crónico.
El doctor Arthur Johnson, neurocirujano certificado en Baptist Health-Fort Smith, ha dedicado cerca de 30 años a ayudar a los pacientes de River Valley a superar el dolor crónico de espalda y cuello.
El doctor Johnson se especializa en condiciones del cuello, cerebro y columna vertebral, incluidos trastornos de la columna cervical y lumbar, tumores de cabeza y cuello, neuralgia del trigémino, malformación de Chiari e hidrocefalia. El dolor agudo y crónico son razones comunes por las que sus pacientes acuden a verlo.
¿Es el dolor de espalda una parte normal del envejecimiento?
El dolor de espalda puede ocurrir a cualquier edad. Algunas causas están relacionadas con problemas mecánicos o estructurales de la espalda y la columna vertebral, mientras que otras provienen de condiciones médicas.
“Aunque el dolor de espalda es más común entre los 50 y 60 años, hay muchas otras causas que no están relacionadas con la edad”, dijo el doctor Johnson. “Los problemas congénitos y enfermedades como la osteoporosis, los cálculos renales, el aneurisma aórtico abdominal y las afecciones inflamatorias crónicas como la fibromialgia también pueden causar dolor de espalda y requieren tratamiento”.
Los esguinces y las fracturas por lesiones accidentales o actividades físicas, junto con ciertos hábitos de estilo de vida, también pueden contribuir al dolor de espalda. Algunos de esos factores de estilo de vida incluyen:
-
Mala postura
-
Obesidad
-
Levantamiento inadecuado o repetitivo
-
Falta de actividad física
-
Estrés
-
Fumar
-
Malos hábitos de sueño
¿Cuándo debe consultar a un médico?
El dolor de espalda puede sentirse como un dolor sordo, un dolor agudo o una sensación de ardor o punzada. También se puede sentir como hormigueo o debilidad en los pies o las piernas, y puede variar de leve a casi insoportable. Si tu dolor de espalda no mejora con el reposo o con medicamentos de venta libre, es una buena idea hablarlo con tu proveedor de atención primaria. Tu proveedor puede determinar si es necesaria una evaluación adicional por parte de un especialista, como un neurocirujano.
“Si tu dolor es gravemente debilitante o incluye síntomas neurológicos como debilidad, entumecimiento, hormigueo en las piernas o pérdida de control de la vejiga, debes buscar una evaluación”, aconseja el doctor Johnson.
Una visita a un neurocirujano probablemente incluirá varios estudios radiológicos como radiografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas de las áreas afectadas, junto con un examen físico.
“Discutiremos tus síntomas y revisaremos tu historial médico para ayudar a determinar qué opciones de tratamiento no quirúrgicas y quirúrgicas son mejores para ti”, dice el doctor Johnson.
¿Qué opciones de tratamiento están disponibles?
Aunque no parezca atractivo, el ejercicio a menudo puede aliviar el dolor de espalda y prevenir futuras molestias. Actividades como el Pilates, el yoga, caminar y el entrenamiento de fuerza de bajo impacto pueden aliviar los síntomas. Hacer ejercicio en una piscina también puede reducir la presión sobre la columna y las articulaciones, facilitando el movimiento sin dolor. La fisioterapia (PT) es otro tratamiento beneficioso.
“Los fisioterapeutas crean planes de tratamiento personalizados adaptados a las necesidades y habilidades de cada paciente”, dice el Dr. Johnson. “El tratamiento podría incluir movimientos para estirar y fortalecer los músculos, el uso de compresas frías o calientes, o la Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea (TENS). La fisioterapia a menudo se recomienda antes y después de la cirugía de espalda”.
Otros tratamientos, como las inyecciones de esteroides, los relajantes musculares y los medicamentos antiinflamatorios de venta libre, también pueden ayudar a aliviar el dolor, añade el Dr. Johnson.
Para algunos pacientes, la cirugía mínimamente invasiva puede ser una opción para mejorar la movilidad, la calidad de vida y la función general.
Para obtener más información sobre la cirugía de espalda y columna en Baptist Health, haz clic aquí.